EL POLLO EN LA INFANCIA

El pollo, un alimento que optimiza los hábitos alimenticios desde la infancia
Por su alta calidad de proteínas, vitaminas y minerales y su escaso contenido de grasas saturadas, el pollo se convierte en una opción ideal para la alimentación de los niños
  
Si existe un denominador común en todas las investigaciones nutricionales, es la influencia de los hábitos adquiridos durante la infancia como determinantes del estado de salud en la adultez. Además, diversos estudios han comprobado que distintas enfermedades pueden tener su origen en la infancia y por lo tanto, la niñez es una etapa crucial para cuidar la salud del presente y del futuro. Uno de los indicadores que exhiben el estado de salud de la población infantil es el índice de obesidad. A partir de un estudio realizado por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni), el 24% de los preescolares, el 37% de los escolares y el 27% de los adolescentes están excedidos de peso. Es decir, un alto porcentaje de niños y jóvenes argentinos padecen una enfermedad como la obesidad que influye negativamente sobre su salud en la infancia , en la adolescencia y la compromete en la edad adulta. Una dieta equilibrada durante la niñez implica la prevención de trastornos nutricionales, anemia, sobrepeso, obesidad, caries dental y problemas de aprendizaje escolar. Además, contribuye a la prevención de ciertas patologías de la edad adulta como son las enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer. Alta densidad nutricional La base de una alimentación saludable durante la infancia se sustenta en el consumo adecuado e indicado por edad de lácteos; frutas y verduras; cereales y carnes, pescados y huevos. En el marco de estos grupos de alimentos, existen algunos que por su alta densidad nutricional maximizan el aporte de nutrientes y favorecen al crecimiento, desarrollo y funcionamiento del organismo durante la infancia. Este es el caso del pollo que por su alta calidad de proteínas, vitaminas y minerales y su escaso contenido de grasas saturadas, se convierte en una opción ideal para la alimentación de los niños. Además, el pollo puede incorporarse como complemento de la leche materna a partir de los 6 meses de edad, cuando los niños por primera vez suman alimentos a su nutrición. Por ser una carne tierna y con alto porcentaje de nutrientes, el pollo es recomendado por los pediatras como un tipo de carne ideal para los primeros pasos en la alimentación. Cualidades El Centro de Información Nutricional de Carne de Pollo (CINCAP) y la Sociedad Argentina de Pediatría elaboraron una serie de criterios que avalan y garantizan el consumo de pollo como un alimento fundamental durante los primeros años de vida. Una de sus bondades es la alta calidad nutricional de sus proteínas, siendo indispensables para el desarrollo y crecimiento de los niños. El consumo de alimentos ricos en proteínas durante la niñez y la adolescencia contribuyen al desarrollo de músculos, huesos y órganos propios de esta etapa. Además, el pollo es un alimento que se destaca por contener en su composición un alto porcentaje de grasas saludables. “Esto es beneficioso ya que estas grasas ayudan a cuidar desde pequeños la salud cardiovascular. Parte de estos nutrientes son esenciales, es decir, el cuerpo no los puede fabricar y por ello es necesario consumirlos a través de alimentos que las poseen. Entre ellas se destaca el Acido Linoleico, una grasa indispensable para formar los componentes de las membranas celulares y la función normal de la piel“ establece el documento elaborado por CINCAP. Por otra parte, el pollo es el tipo de carne que protagoniza el aporte de vitaminas y minerales al organismo, siendo variables fundamentales para el crecimiento y la optimización del nivel de defensas que contribuyen a la protección del sistema inmune. El consumo de pollo durante la infancia implica la incorporación de vitaminas del complejo B, fundamentales para cumplir varias funciones en el cuerpo como dar la energía necesaria para desarrollar las actividades intelectuales y físicas que los niños ejercen a diario. “Además, se ingieren minerales como el zinc y hierro. El zinc es esencial para el crecimiento y las defensas del organismo. El hierro favorece a la concentración y el rendimiento físico. Otros minerales que se incorporan con el pollo son el selenio, fósforo, magnesio, cobre y potasio“ determinó la investigación realizada por CINCAP. Además de todas las propiedades nutricionales mencionadas, otra de las grandes cualidades del pollo es su versatilidad en los modos de cocción, y capacidad de fusión con otros alimentos. Las recomendaciones de los especialistas en nutrición infantil es prepararlo con verduras y cereales y retirar la piel de todos y cada uno de los trozos del pollo, con el fin de capitalizar sus nutrientes y no incorporar contenido graso durante su preparación y consumo. www.vidapositiva.com | Eugenia Plano

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